Quienes sufren Alzheimer tal vez no han "perdido" su memoria y probablemente sólo
tienen dificultad para recuperarla, indican investigadores que revelaron
la posibilidad de un tratamiento que algún día pueda curar los estragos causados por la
demencia.
El premio Nobel Susumu Tonegawa afirmó que estudios realizados en ratones muestran
que estimulando áreas específicas del cerebro con luz azul, los científicos pueden lograr
que los animales recuerden experiencias a las que antes no podían acceder.
Los resultados ofrecen algunas de las primeras evidencias de que la enfermedad de
Alzheimer no destruye memorias específicas, sino que las vuelve inaccesibles.
"Debido a que humanos y ratones tienden a tener principios comunes en términos de
memoria, nuestros descubrimientos sugieren que los pacientes con Alzheimer, al menos
en sus primeras etapas, pueden conservar la memoria en sus cerebros, lo que indica
que tienen posibilidades de curación", dijo Tonegawa a la AFP.
El equipo de Tonegawa utilizó ratones genéticamente modificados que muestran
síntomas similares a los de los humanos que sufren Alzheimer, una enfermedad
degenerativa del cerebro que afecta a millones de adultos en el mundo.
Los animales fueron puestos en cajas por cuya superficie inferior pasa un bajo nivel de
corriente eléctrica, causándoles una descarga desagradable pero no peligrosa en sus
extremidades.
Un ratón no aquejado del mal que es regresado al mismo recipiente 24 horas después
tiene un comportamiento temeroso, anticipando de esta forma la desagradable
sensación.
Los ratones con Alzheimer no reaccionan de la misma forma, lo que indica que no
guardan memoria de la experiencia.
Pero cuando los investigadores estimulan áreas específicas de los cerebros de los
animales --las llamadas "células de engramas" relacionadas con la memoria-- usando
una luz azul, recuerdan la sensación desagradable.
El mismo resultado se observó incluso cuando se colocaban los animales en un
recipiente diferente durante la estimulación, lo que sugiere que la memoria había sido
retenida y se activó.
- Conexiones sinápticas -
Al examinar la estructura física de los cerebros de los ratones, los investigadores
registraron que los animales afectados con Alzheimer tenían menos "espinas
dendríticas", a través de las cuales se forman las conexiones sinápticas.
Con la repetición de los estímulos lumínicos los animales pueden incrementar el número
de espinas dendríticas llegando al nivel de los ratones normales, por lo que volvían a
mostrar un comportamiento temeroso en el recipiente original.
"La memoria de los ratones fue recuperada a través de una señal natural", dijo
Tonegawa, refiriéndose al recipiente que causaba el comportamiento de temor.
"Esto significa que los síntomas de la enfermedad de Alzheimer en el ratón fueron
curados, al menos en su primeros niveles", señaló.
La investigación, patrocinada por el RIKEN-MIT Center for Neural Circuit Genetics, es de
las primeros que muestra que el problema no es la memoria sino su recuperación,
puntualizó el centro con sede en Japón.
"Es una buena noticia para los pacientes de Alzheimer", dijo Tonegawa por teléfono a la
AFP desde su oficina en Massachusetts. Tonegawa obtuvo en 1987 el premio Nobel de
Fisiología y Medicina.
La estimulación óptica de las células cerebrales --técnica llamada "optogenética"--
implica insertar un gen especial en las neuronas para hacerlas sensibles a la luz azul, y
luego estimulan partes específicas del cerebro.
La optogenética fue usada previamente en tratamientos psicoterapéuticos para
enfermedades mentales como la depresión mental y el trastorno de estrés
postraumático (PTSD).
Tonegawa dijo que la investigación en ratones da esperanza para un tratamiento futuro
del Alzheimer, problema que afecta al 70% de los 4,7 millones de personas que en el
mundo sufren demencia, cifra que se piensa aumentará en la medida en que en países
desarrollados como Japón las personas viven cada vez más tiempo. Pero advierte que
todavía se requiere mucho trabajo.
"Los niveles iniciales de Alzheimer podrían ser curados en el futuro si se logra una
tecnología con las condiciones éticas y de seguridad para el tratamiento de los seres
humanos", añadió.
La investigación fue publicada en la revista Nature, editada en Gran Bretaña.